Cuando les digo que es mi pata derecha, es porque Nevada es mi mano derecha del reino animal de Caballo Viejo, por eso es pata en vez de mano, porque es una perrita. En anteriores publicaciones les he contado que es de la raza Gran Pirineo. Nevada tiene ya 4 años de edad, nació el 18 de mayo del año 2014, llegó con 4 meses de edad, el mismo año en el que nos mudamos a “Caballo Viejo”. Ella conoce todo el movimiento de la casa, todas las rutinas de los humanos y de los animales, es un reloj, es practicamente mi ama de llaves. Con los partos, Nevada quedó muy sensible a los ruidos y no es muy tolerante a la bulla cuando es su tiempo de descansar, ella ladra y ladra hasta que logra silenciar la música o alguna conversación muy ruidosa de esas que muy a menudo se sostienen en la cocina de “Caballo Viejo” con cualquier visitante o huésped. Ella pone el orden en su departamento canino, se hace lo que ella diga, si salen, todos tienen que ir afuera y si es hora de entrar, no soporta que alguno se quede rezagado, así que ladra hasta que consigue que el insubordinado entre.

Es una perrita muy dulce y sumamente inteligente, no rompe ninguna regla, puede entender casi todo lo que le dices, Nevada vente, Nevada espérame, Nevada a dormir, Nevada permiso, ¿Nevada qué quieres?, ella busca la manera de hacerse entender. Nunca ha tenido inconveniente alguno con las vacas, ella las respeta y se hace respetar con amor, cero mal carácter, Nevada es muy juiciosa pero no tiene mal carácter.

Ha estado enfermita un par de veces y le ha tocado guardar reposo, ¡Nevada, no corras!, Nevada tienes que tomarte la medicina, todo lo entiende, no necesita que la regañes ella conoce bien sus límites.

Ladra mucho, es verdad, pero es que es sumamente protectora. Se da cuenta del más mínimo detalle y conoce el patio como nadie. Ha entrenado muy bien a Polar, su hijo, en el arte de custodiar la casa, no es muy agradable acercarse a la reja de la casa con ellos dos ahí, aunque no son perros bravos, se toman su trabajo de cuidar muy en serio.

Es mi compañera en mis labores de jardinería, a los tres les gusta estar cerca cuando riego las plantas o cuando las podo y fertilizo, pero a Nevada es a la que más le gusta estar cerca de mí cuando estoy con ellos en el jardín. Hay días en que me vuelve loca con sus ladridos, pero en general me siento muy orgullosa de su equilibrada personalidad, es muy maternal y está bien pendiente de Blizzard y Polar.

Nevadita me recuerda los horarios, para salir, para entrar, para comer, es una ventaja para mí que ella sea así, porque los otros dos, uno pasa el día duerme que te duerme y el otro juega que te juega, así que alguien tiene que ocuparse de hacer el trabajo pesado y esa es mi dulce y diligente Nevada.

Ya Nevada esta operada y no podrá tener más cachorritos, pero ha tenido la fortuna de disfrutar a su hijo Polar, ellos llevan una relación muy bonita, son unidos, juegan entre sí, y nunca pelean. Pasan sus días los tres como una gran familia, haciendo sus rutinas y disfrutando de la vida en “Caballo Viejo” y nosotros inmensamente felices de tenerlos.