“Instituto Moral y Luces”, así se llamaba la escuela que me vio crecer y desarrollarme en la primera etapa de mi formación académica. Está ubicada en Maracay, Edo. Aragua, Venezuela, en un sector llamado “San Ignacio”, pertenecía a una congregación de iglesias evangélicas y su personal docente era casi en su totalidad evangélico para entonces. Les hablo del año escolar 1977 – 1978 aproximadamente cuando inicié mis estudios a la pronta edad de 4 años.
Yo era un poco inquieta y mi mamá decide mandarme a la escuela porque además yo se lo pedía, a esa escuela también asistían mis inseparables vecinas, amigas y hermanas “Las Rios”, por supuesto no tengo memoria de lo que hice los primeros días en el Kinder, pero sí tengo algunos recuerdos de mi primer grado.
Mi maestra de primer grado se llamaba Argelia Zurita, de estatura baja, gordita y de carita muy dulce, así la recuerdo, ella me enseñó a leer y escribir.
Mi segunda maestra se llamaba María Elena Ríos, con ella me inicie en las Matemáticas y las Ciencias Sociales, tenía una voz muy melodiosa y además tocaba muy bonito el cuatro así que disfrutaba mucho de la hora de devoción que formaba parte de el proyecto educativo de esa escuela.
En tercer grado la maestra Argelia Zurita, vuelve a ser mi maestra para reforzar, no solo los conocimientos ya impartidos, sino el cariño entre nosotras…
Luego mi cuarto grado, en este quiero ahondar un poco más, por ser de todos mi favorito…
Organizados en filas, por grado y secciones, permanecíamos de pie en el patio central de la escuela, esperando con nerviosismo que nos asignaran nuestra maestra. Ya algo sabía yo del nombre, pero habían dos con nombres muy parecidos, así que me tocó esperar hasta lo último para saber cual de ellas sería mi próxima maestra.
¡Angélica Cardozo Caro! nombraron desde el micrófono y el corazón se me iba a salir, no era la que yo creía, a la otra la conocía un poco, pero a esta no, solo se murmuraba que era muy estricta.
Mis ojos estaban pelados como un venado ante su cazador, la veía y la volvía a ver, una cosa sí, ¡era la maestra más bonita que jamás había visto! No sé si ella era alta o yo era muy pequeñita, delgada de cabello rubio, con risos y muy elegante. Tenía buen carácter, no se enojaba con facilidad, pero cuando tocaba, tocaba.
Disfrute cada día de ese grado, mi salón era pequeñito pero muy bonito, mi maestra se esmeraba arreglándolo, mis compañeros de estudio hacían el ambiente aún mejor, con muchos de ellos he hablado a través de las redes sociales y hasta he podido continuar la amistad con algunas maestras, gracias a la tecnología.
Mi maestra de quinto, también fue repetida, María Elena Ríos la de segundo grado, volvió a ser mi maestra guía en 5to grado, fue un buen año desde el punto de vista artístico, ja,ja,ja, ganamos un festival de la escuela, mis amigas: Berlín Torres, Adriana Jaramillo, Rouselyn Real, Verushka Curvelo, Mabel Machuca y yo. La maestra María Elena Ríos nos preparó y así fue, ganamos con la canción “Simplicio”.
Por último, Sexto grado con mi maestra Berla Andrade, su porte y seriedad nos intimidaba a todos, muy organizada y metódica, así la recuerdo, le gustaba la excelencia, no esperaba menos que eso, si tenías que hacer algo para ella, mejor era que te esforzaras.
Nos introdujo en el maravilloso mundo de la lectura, recuerdo haber leído “María” de Jorge Isaac, me interné en ese libro y por primera vez supe lo que era llorar leyendo.
De su mano guía nos despedimos de la escuela, fue un momento doloroso para mí, creí que nunca lo superaría, así de dramático fue. Levantarme para ir al “Moral y Luces” era una alegría inmensa, yo era una de las primeras en llegar, en ocasiones ayudaba a las señoras de mantenimiento a barrer las hojas de las matas de mango, también era de las ultimas en irme y por si fuera poco, le rogaba a la Sra. del transporte, la Señora Acosta, que me dejara de última, todo esto para poder conversar como una lora con todo el que estuviera cerca.
Por supuesto, conocía a todas las maestras y a todas las quería mucho, recuerdo algunos nombres, Edith, Blanca, Andreina, Axa Bracho, Isadora entre otras. La secretaria de la directora, aunque no recuerdo su nombre, también era muy dulce y amable con todos.
Para cerrar este capítulo, no puedo dejar de mencionar a quien con profesionalismo y amor dirigía mi escuela, la Maestra Mercedes de Bracho, su presencia y su sonrisa eran la firma de todo lo que acontecía en ese recinto escolar.
Yarai Alvarez
• 7 years agoCon esta lectura casi pude verte en la escuela con las maestras.
Simplemente hermoso.
Hildamar Camejo
• 7 years agoGracias mi Yarucha, muchas de estas vivencias las has escuchado en alguno de nuestros muy disfrutados cafecitos matutinos o vespertinos…
Siolly Rios
• 7 years agoFue para mi una escuela de sueños. Muchas de mis memorias de infancia mas hermosas y los comienzos de mi larga lista de travesuras ocurrieron en sus salones, en su patio y sus corredores. Recuerdo a mis maestras y a la directora con mucho cariño. Verdaderamente era una escuela donde el amor y la vocación a la docencia se respiraba en el aire. No puedo dejar de mencionar el Sr. de los buñuelos, quien a pesar de no ser parte de la escuela, es parte de mis recuerdos. Donde quiera que estén todos… un beso!
Hildamar Camejo
• 7 years agoMi Trompa querida, asi mismo es… Esa escuela fue escenario de muchas de las travesuras tuyas y mias, porque siempre estabamos juntas o muy cerca una de la otra. El Sr. de los bunuelos es un personaje mas tuyo que de mas nadie, yo creo que el aun debe acordarse de ti!
Esther López
• 7 years agoHildamar Camejo…como no recordarte y emocionarme al leerte…fue inevitable volver a revivir esos días, meses y años tan intensos vividos en esa casa de estudios, para mi de trabajos, soy la secretaria, pero que a decir verdad para mi también fue una escuela…compartir con tantas personitas tan especiales que tanto me enseñaron.
Hildamar Camejo
• 7 years agoQue emociooon tan grande!! Claro que si, Esther, ese era el nombre que tanto busque! De verdad que alegria saber de usted, su cara la recuerdo y tambien su amable sonrisa y su paciencia con todos nosotros… Un abrazo grande y muchas gracias por escribirme este bello mensajito.